martes, 13 de abril de 2010

Parches (13-04-2010)

Parches

Me desayuno ante la noticia del descuento al que da derecho el carnet joven en caso de querer realizar un aborto. Y me digo, estas son las reformas estructurales que son capaces de realizar los socialistas. Garantizar clientela a las empresas privadas sanitarias –más empresas que sanitarias- que quieran colaborar con la realización de abortos. Descuentos que cubrirá la Administración con los impuestos del contribuyente. El aborto ofrecido como un servicio más, pero en posición privilegiada frente a otros servicios. Y, mientras, la Seguridad Social poniendo pegas para hacer una resonancia. Unos ahorran y otros ponen el cazo. Se empieza negando que el nasciturus es un ser humano, sujeto de derechos, y se acaba en un mercadeo.

Paseo por la calle Simón Abril donde han parcheado las aceras y entiendo, de forma gráfica, la política socialista. Poner parches allá donde han fracasado las ideas, pero nunca poner en duda las ideas. Puro dogmatismo. Dogmatismo laico, claro. Y así nos va. El fracaso del sistema educativo se parchea con medidas extraordinarias que faciliten el número de aprobados, pero sin cuestionar el sistema; el fracaso de la educación sexual se parchea facilitando el aborto y la píldora, pero sin cuestionar la educación que dan a los jóvenes. El fracaso económico se soluciona levantando unas calles y parcheando otras. Las mismas empresas que hicieron su agosto en tiempos de pujanza, haciendo su otro agosto en tiempos de crisis.

Lo cierto es que hemos dejado en manos de los políticos demasiadas cosas, y digo políticos para meter en el mismo saco a socialistas y populares. Pero, ¿podía ser de otro modo?, ¿cómo puede un ciudadano o ciudadana de la calle, agobiado por la propia situación familiar, tratar de llegar a más cosas? Además, nosotros mismos ¿no funcionamos poniendo parches? Sí, pero también es cierto que cuando advertimos que sólo parcheamos intentamos cambiar el rumbo. Mientas que los políticos, lo último que reconocerán es que están parcheando. Sólo ven claro cuando pierden unas elecciones y ahí es donde entramos la gente de a pie.

Antes, los niños se pegaban; ahora se matan; antes, las niñas dejaban de hablarse, ahora se lanzan mensajes amenazadores por internet; antes, los niños y las niñas se hablaban, se miraban, se deseaban, se rozaban, ahora se miran desnudos, se soban y se aparean. Y estando así el patio, ¿seguiremos dejando las cosas importantes en manos de los otros? Quizás debamos hacer algunos reajustes familiares y confiar menos en los de fuera. Porque si la crisis económica es grave, mayor aún es la crisis de valores.

Recuerdo un chiste que, de pequeños, contábamos cientos de veces. El del propietario de un Mercedes que explica a su acompañante para qué sirve el icono de la marca. ¿Se acuerdan cómo acaba? Sí, abriendo la puerta para llevarse por delante a una viejecita que se les escapaba. Algo macabro, si, pero un chiste. Algo que, para aquellos niños, sólo podía ocurrir en la imaginación, que carecía de todo viso de realidad. Pero no se lo cuenten a los niños de ahora que les faltará tiempo para imitarlo. Es más, ¿están ustedes seguros de que su hijo o hija no abrirá la puerta para probar? Vayamos con ojo, aseguremos que los retrovisores nos permitan ver las puertas. ¿Una exageración? Quizás lo sea para algunos, pero ¿no es una exageración que unos niños se diviertan tirando una bola de fuego a una vieja paralítica? ¿No es una exageración que tantas niñas se queden embarazadas?

Y si lo anterior no es motivo para replantearse las ideas, me permito otra reflexión. Dentro del conjunto de niños y niñas vengo observando una partición entre los que quieren ser responsables y los que no. Como dos culturas distintas que no podrán permanecer como compartimentos estancos durante mucho tiempo. Que estarán obligadas a relacionarse, pero que no lograrán entenderse porque hablan idiomas distintos. Culturas, ambas, con derecho al mismo carnet joven, pero que mientras que los de la primera lo utilizarán para ir al cine, los de la segunda, en cambio, lo emplearán para abortar. Y no es lo mismo, ¿verdad?

Con todo, siempre queda la esperanza. Hasta el próximo martes.

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