martes, 29 de junio de 2010

Crisis demográfica (29-06-2010)

Crisis demográfica

En España, la cuestión demográfica no es otra cosa que crisis demográfica. En el último año ha disminuido el número de nacimientos. Por contra, ha aumentado el número de abortos. Cierto que la cuestión del aborto responde a una problemática más amplia, pero la cuestión demográfica sólo responde a una: el número de nacimientos. Y no cabe duda de que el aborto contribuye a su disminución.

Si a lo anterior le sumamos el aumento de esperanza de vida y una ley, que entrará en vigor el próximo 5 de julio y que prácticamente convierte al aborto en un derecho, es fácil deducir que la ancianidad de muchos de nosotros estará llena de dificultades. Dificultades de tipo material, incrementadas por haber vivido en un estado de bienestar envidiable, y dificultades de tipo sicológico al advertir que habíamos confiado demasiado en el sistema.

Y esto tiene que verlo un Gobierno que es capaz de profetizar el cambio climático para dentro de cien años. Porque esto son habas contadas, mientras que lo otro, lo de dentro de cien años, es cosa de ciencia y, por tanto, susceptible de error, aunque sólo sea la cota del mismo. Lo de hoy es una España que se queda sin españoles, lo del futuro es posiblemente una España desértica. Pero hasta el desierto puede ser habitado. Apocalíptico estado sería, pero Estado. Mientras que si no hay españoles, da lo mismo que todo sea verde. Puede que piensen que esto es llevar la cuestión al límite, pero la primera Democracia –la de los griegos- también tuvieron miedo al límite y a sí les fue. Aunque, evidentemente, no fuera esta la única razón de su descalabro.

Creo que nos hemos tomado muy en serio. Damos mucha importancia a nuestra vida de bienestar y sentimentalismo etéreo, sin fundamento objetivo, y poca a la de los que pueden nacer. Paradójicamente, decimos que nos preocupa el futuro por las generaciones que han de venir. Más bien debería preocuparnos que esas generaciones existieran. El sacrificio que pedimos para el futuro debiéramos exigirlo ya en el presente. Y esto no supone cuidar sólo el medioambiente, porque la mejor inversión son los hombres y mujeres. La crisis demográfica, y entiendo que el aborto es una de sus causas, hace que se pierdan los mejores. Digo “los mejores” pues comparo con los que estamos, donde la proporción de aquellos es más bien escasa.

Quizás, lo que debiéramos tomar más en serio es aquello que nos ha llevado a alcanzar lo conseguido y cómo, en dos generaciones o una si seguimos así, podemos echarlo todo a perder. Con el experimento-error avanza la ciencia, pero nunca es el primer experimento, siempre se parte de uno anterior. Pero en nuestra España parece que no hubo ayer, que no ha habido errores y éxitos de los cuáles partir, parece que haya que empezar desde el principio y así no se avanza. Peor aún si nos empeñamos en volver a realizar, con las mismas medidas y proporciones, experimentos ya fracasados.

Einstein explicaba la teoría de la relatividad hablando de dos hermanos gemelos, uno que se quedaba en la Tierra y otro que marchaba al espacio a la velocidad de la luz, de manera que a la vuelta del segundo se verificaba que este conservaba toda su juventud mientras que el primero había envejecido. Pensando en esta explicación divulgativa, se me figura que lo mismo puede pasar en España, que a la vuelta de los años volvamos a encontrarnos entre los siglos ocho y quince, porque la nación que había quedado en la península ha envejecido, mientras que la que marchó lejos permanece joven porque ha tenido hijos a los que ha dejado vivir.

lunes, 21 de junio de 2010

Corpus Christi 2011 (22-06-10)

Corpus Christi 2011

El próximo año, el día del Corpus Christi será fiesta en nuestra Comunidad. ¿Por cuántos años más?, no lo sé. Lo cierto es que de los tres jueves que relucen más que el sol, hay dos que lucirán en el 2011. ¿Cómo interpretar esta noticia? ¿Cómo hacerlo si no es a la luz de los acontecimientos del año en curso? ¿Qué papel han jugado las últimas medidas de la ministra del Ejército? ¿Tiene algo que ver esta decisión con un presidente de Comunidad que quiere alejarse de todo lo que huela a Zapatero?

En cualquier caso, aprecio y valoro la decisión de don José María Barreda, aunque no por ello le vaya a votar pues tendría que hacer mucho más. Pero ha actuado valientemente y sé que esta decisión le supondrá una crítica amarga en el seno de su partido. Me uno a él porque pienso que es muy importante guardar las tradiciones, sobre todo aquellas que hacen al hombre y a la mujer más humanos. Y Barreda sabe mucho de tradición porque es un hombre culto.

Me alegro de que esta fiesta que había sido guardada en Toledo se extienda también al resto de Castilla-La Mancha. Pues no había sido vivida con menor entusiasmo en muchos de sus pueblos. De manera que la tradición continúa. Una tradición de profundo contenido para el creyente y que en nada ofende al que no cree. El “amor de los amores”, como reza el canto, vuelve a ser una referencia. ¿Quién se puede acercar al Santísimo y no sentir un renovado afán por tratar mejor a hombres y mujeres? ¿No es CÁRITAS un fruto de esta devoción? ¿Y qué pegas se le puede poner a CÄRITAS? ¡Si hasta Felipe González dijo que si no existiera tendríamos que inventarla!

Misterio de fe para unos, escándalo para otros. Por el Cuerpo de Cristo han dado la vida muchos hombres y mujeres. Niños también, como Tarsicio. Y no sólo en tiempos pretéritos sino también en la actualidad. Y si, como decía Chesterton, “la mayor democracia es la de los muertos”, no cabe duda de que esta tradición debe permanecer. La madre Teresa de Calcuta decía que “si no honramos cada vez más a Cristo, pronto dejaremos de honrar a los pobres”. Así que es una devoción y una fiesta que sólo puede traer bien a esta sociedad.

Volverá en jueves la procesión del Corpus por las calles de Albacete y con el poeta de esta tierra, con Lucrecio Serrano, repetiré: “No me atrevo, Señor, a alzar la vista,/ pues me pesa la Cruz de tu mirada/… Rompe, Señor, tu cárcel de pan vivo/ y vente aquí, conmigo… Alzo la vista, tú me la recoges./Con letras engastadas de tu canto/ me dices que eres piedra y que eres ángulo/ donde quiera que vaya y de por vida”.

Si al menos los cristianos aprendiéramos a amar un poco más en ese día…Yo primero, sí, yo el primero, que falta hace.

martes, 15 de junio de 2010

El individuo (15-06-2010)

El individuo

Basta un niño o una niña para destruir la educación de veinte. Y uno de esos veinte puede ser su hijo o su hija. Ese es el riesgo que se corre en este sistema educativo. Un sistema que escolariza en la misma aula a violentos y a gente que quiere ser educada. Y es más, que obliga a que esto sea así.

Cada año, son escolarizados jóvenes cuyos informes de sus anteriores centros dejan bien clara su personalidad violenta, verdulera o disruptiva. A los que hay que añadir aquellos que vienen sin informe, pero que rápidamente muestran las mismas tendencias. Alumnos y alumnas que, en virtud del dogma de la heterogeneidad y la inclusión, serán distribuidos proporcionalmente entre los distintos grupos del nivel que les corresponde. Un nivel al que acceden por su edad, sin tener en cuenta conocimientos o actitudes. Junto a ellos han de convivir niños y niñas que se mueven en una ancha banda que va desde los que les cuesta estudiar hasta los que aspiran a una preparación de calidad.

Las leyes actuales permiten la expulsión temporal tanto del aula como del centro educativo e, incluso, hay aulas destinadas a la reconversión del alumnado que entorpece continuamente el desarrollo de una clase tanto por su falta de trabajo como por su comportamiento. Pero para los casos que aquí trato no son medidas suficientes. También es posible expulsarlo definitivamente del centro, pero esto supone que cargue con él otro centro y que el centro emisor tenga las puertas abiertas para un caso análogo procedente de otro. Es lo que en el argot disciplinario se denomina “cambio de cromos”. La expulsión del centro es pues una medida que sólo soluciona el problema mientras no tenga efecto el canje y que, en caso de producirse, pone de manifiesto que el sistema no contempla estos casos.

Un ejemplo. El profesor o profesora está explicando y tocan a la puerta. ¿He dicho tocan? Pues no, más bien quería decir se abre la puerta. Aparece entonces el individuo de siempre que no se sabe si llega tarde porque quiere provocar o porque quiere que se le envíe automáticamente al aula de convivencia. No obstante, si le preguntan siempre oirán una excusa. El profesor se plantea si debe dejarle entrar dando pie a que los otros niños piensen que una clase dura los minutos que uno quiere o impedirle la entrada, con el riesgo de que haya bronca.

Supongamos que, por evitar la bronca, el profesor le deja entrar. Así que nuestro individuo se dirige hacia su silla diciendo no se sabe qué a alguien cercano. Tira ruidosamente la mochila sobre la mesa y descansa sobre ella la cabeza. El profesor le recuerda que saque el libro –ese libro gratuito que le dieron al comenzar el curso-, pero contesta que no lo ha traído y que tampoco tiene nada para escribir. Entonces, el profesor le da una hoja de trabajo de esas que tiene preparadas para atender a la diversidad o, más propiamente, a la biodiversidad. Le señala lo que tiene que hacer, le deja un lápiz y se vuelve a dirigir a la clase. Cuando se gira hacia la pizarra digital, oye risitas entre el alumnado. Se gira y descubre el motivo: es un avioncito de papel que ha aterrizado sobre su mesa. Desdobla la original obra de ingeniería y descubre que está hecha con su material para la diversidad. El profesor le devuelve la hoja y le pide que la lleve a Jefatura de Estudios, para lo que le acompañará el delegado o delegada, pero piensa que éstos ya se han perdido muchos ratos de clase en esa misma función y elige a otro responsable. Pero el individuo se niega a ir a Jefatura porque dice que no ha hecho nada. Empieza la bronca. Váyase. No quiero. El profesor le coge la mochila y se la deja junto a la puerta. ¡Váyase! No quiero y, además, a mi no me grita ni mi padre. El profesor se dirige a algún alumno o alumna y le ruega que vaya a por algún Jefe de Estudios. Llega un Jefe de Estudios y le dice amablemente que le acompañe. Pero el individuo que todavía no se ha movido del sitio, dice que no, que le ha gritado el profesor y merece una reparación. Por favor, salga y evitemos problemas. Si salgo es porque me pasa por las narices, pero yo paso de ti. De acuerdo, pero salga. El individuo sale por la puerta con parsimonia y chulería dirigiéndose hacia la escalera que lleva al aula de convivencia. Será su segundo round, piensa. Pero el Jefe de Estudios le llama y le enseña la puerta de la calle. Váyase a su casa. ¿A mi casa? Sí, a su casa. No tiene derecho, soy menor de edad y tengo que estar escolarizado, ¡se acordará de mi! (…)

Atrás ha quedado una clase sin tiempo para dar clase, un profesor que no tendrá ánimo para dar las siguientes, un alumnado que se va de vacío, un Jefe de Estudios rellenando papeles y unos padres que se lamentarán por la clase en la que cayó su hijo o hija.

Muchas veces me pregunto: ¿por qué el derecho a la educación de alguien que no quiere ser educado puede prevalecer sobre el derecho a la educación de tantos otros? O con otras palabras, ¿qué nefasto sistema permite llegar hasta aquí a estos individuos?, ¿qué nefasta ideología pedagógica obliga a mantenerlos? Si fueran los hijos de estos ideólogos los que tuvieran que sufrir a estos individuos otro gallo cantaría.

jueves, 10 de junio de 2010

8 de junio, ¿simulacro de huelga? (08-06-2010)

8 de junio, ¿simulacro de huelga?

Aquella persona vociferaba contra los funcionarios estando rodeada de cuatro, más una que se preparaba para serlo. Y me preguntaba qué pasaría en aquellas casas donde no hubiera ninguno. ¿Serían tan vehementes con ellos? Y si lo eran, ¿a qué se debía? Desde luego que tiene que haber un motivo, porque nunca he oído vociferar contra el gremio de mecánicos o pasteleros, ni siquiera a aquellos que se quedaron en la carretera después de una revisión o a aquellos que contrajeron salmonelosis. A lo más, les he oído quejarse de tal mecánico o de tal pastelero, pero no de todo el gremio. Pero con los funcionarios no sucede lo mismo, si uno mete la pata es como si la metieran todos. Aquí falla algo, ¿verdad? Más aún si se piensa que dentro del conjunto de funcionarios hay oficios muy distintos y, como consecuencia, sueldos dispares. Entonces, ¿contra qué elemento de qué subconjunto de funcionarios quiere usted arremeter? Por favor, concrete, pero no generalice.

Pero esta España funciona así, las frustraciones de unos se descargan sobre otros. Es el pecado nacional: la envidia. Que en un tiempo en el que escasea el empleo se ceba contra los que parecen que gozan de estabilidad profesional. Abajo los ricos, abajo los burgueses, abajo los funcionarios, …, mientras que por detrás cruzan los dedos para ser ricos, para ser burgueses, para ser funcionarios, …. Quitemos a unos para ponernos nosotros. Pero ha sido una envidia espoleada desde arriba, por un Gobierno que ha buscado una cabeza de turco contra la que desplegar la ira a la que ha dado lugar su propio desgobierno.

Es un hecho que algunos parecen nacer con una estrella, como lo es que mientras miles de estos funcionarios dependían económicamente de sus padres y pasaban horas de insomnio preparando exámenes y oposiciones, los compañeros que no quisieron tomar ese camino tenían ya un trabajo, un sueldo, el sábado noche e, incluso, una familia propia. Es cierto también que durante muchos años han aparcado en batería el Mercedes de ese que ahora no tiene empleo junto al modesto coche de ese funcionario que ha visto pasar su juventud a la luz de un flexo de estudio. Son ciertas tantas cosas que no tenemos derecho a sentenciar sin haber oído antes las dos partes.
Y todo esto cabe aquí porque está convocada para hoy una huelga general de funcionarios de la que todos conocemos los motivos. Y es lógico que tanto éstos como los sindicatos de funcionarios salgan hoy a la calle a manifestar su malestar y exigir sus derechos. Otra cosa es que se sumen a la misma aquellos sindicatos que han estado callados ante el sucesivo desempleo que, a lo largo de dos años y medio, ha generado casi cinco millones de parados. Ahora sacan pecho, ahora parecen querer desligarse del compromiso que les une a Zapatero, pero ¿quién les cree? Yo no, desde luego, porque he visto como han mantenido amordazada a la masa obrera –y digo masa obrera para seguir el argot de estos sindicatos prediluvianos-, a la vez que la dirigía contra la clase empresarial o el partido de la oposición. Han sido la guardia pretoriana de Zapatero y ahora pretenden ser su Tigelino. No me lo creo.

Hace tiempo que España necesitaba una huelga general. Tranquila, sosegada, sin violencia, dentro de la legitimidad, como gustan en decir algunos. Una huelga que pusiera a Zapatero y a su gobierno de patitas en la calle. Y junto a Zapatero a todos aquellos gobiernos autónomos que sólo se han atrevido a discrepar de él en la prensa y no en las votaciones de sus desorientadas leyes. Y ya saben lo que quiero decir. Una huelga así en la que todos, funcionarios, autónomos, trabajadores por cuenta ajena, parados y demás, salieran juntos a la calle para decir a este gobierno que basta ya de improvisaciones y mentiras. Una huelga así, digo, hubiera sido fielmente secundada.

Dicen que la de hoy servirá a los sindicatos para comprobar su fuerza de convocatoria, una fuerza de la que dudan por primera vez en su historia porque han cometido traición a su tradición. ¿O no?

martes, 1 de junio de 2010

Más tiempo para lo mismo (01-06-2010)

Más tiempo para lo mismo

Ayer, como otros catellano-manchegos, pasé el día de la comunidad fuera de la misma. Y eso que tenía reservada plaza para la conferencia de Barreda. Pido disculpas por mi ausencia con la excusa de un padre de familia: teníamos una primera comunión en Gandía y, ya allí, …. A cambio, aplazo hasta la próxima semana mi opinión sobre las medidas de Barreda, tiempo suficiente para meditar sobre su conferencia. Y, teniendo en cuenta que no funciono como nuestro Constitucional, es bastante probable que así sea.

Otras cuestiones, sin embargo, ocupan estos días nuestras espontáneas tertulias. ¿Hicieron bien CIU y UPN en abstenerse el pasado jueves? ¿Lo hicieron por interés de la nación o por sus propios intereses? ¿Sabe la gente que no lee que el decreto salió sólo con los votos del PSOE? ¿Qué fuerza moral puede tener un presidente que saca las medidas con un solo voto de diferencia? Lo ajustado de la votación, ¿significa algo para él? ¿Habrá interpretado que media España le está pidiendo algo distinto?

La letra impresa ha dejado en estos días decenas de alternativas a las medidas que nuestro gran Timonel prescribió, sin consultar pareceres, al dictado de ordenamientos supranacionales. En torno a las pensiones, por ejemplo, se le han sugerido otras formas para ahorrar los mil quinientos millones que espera sacar con su congelación. Pero no parece que vaya a ceder en alguna medida en la que no haya implicado ningún poderoso, como cedió ante los municipios veinticuatro horas después de que el BOE publicara su decretazo.

Con todo, las medidas son de ahorro y no de productividad. Nuestro camaleónico y planetario gran Timonel ha reaccionado cuando el barco se iba a pique, no porque estuviera en la cabina de mando para advertirlo sino porque observadores ajenos se lo indicaron. Ha reaccionado, digo, cuando el barco se iba a pique, pero no mientras en el trayecto se le iban ahogando marineros. Y esto es el desempleo, gente que se ha ido quedando en el camino por la ceguera de su Timonel. Y estas medidas no arreglan el paro, afirmación en la que me gustaría no llevar razón. La cuestión del mercado laboral es otra y es ajena al decretazo. La tarea que ahora tiene pendiente está relacionada con los sindicatos, los mismos que han acallado a la masa hasta dar la impresión de que ésta tiene un gran sentido de responsabilidad, pero que la hubieran espoleado y sacado a la calle, recurriendo también al mismo sentido de responsabilidad, si el Gobierno hubiera sido de otro color.
Por el momento, lo cierto es que el Gobierno vuelve a disponer de tiempo. La abstención del jueves le ha dado oxígeno suficiente para seguir. La cuestión es cómo lo empleará. Por lo visto, no será capaz de aprovecharlo para sacar medidas óptimas en beneficio de los desempleados, pero tiene capacidad suficiente para crear nuevas situaciones de enredo que afecten a la oposición. Porque este sí es su principal objetivo: conseguir que no gobierne la oposición. Zapatero no sólo no hace, sino que tampoco deja hacer. Así que prepárense para otras cuestiones ajenas a la crisis. El tiempo y sus medios de comunicación estarán repletos de ellas. Indagar sobre lo esencial será como buscar una aguja en un pajar. Y Zapatero cruza los dedos para que España llegue lejos en el mundial de fútbol. Yo también, pero por motivos distintos.