martes, 25 de mayo de 2010

Estimado Nicolás ... (25-05-2010)

Estimado Nicolás…

Como siempre, la confianza que me demuestras supera los límites de la amistad, si es que éstos existen. Intentaré contestarte a todo lo que preguntas, pero no olvides que es sólo una opinión, así que es bueno que recabes otros pareceres.

En cuanto al trabajo de tu hermano, he de confirmarte que lo tiene. Así que no pienses que te dijo una mentira piadosa para que no te preocuparas. Ciertamente, la tienda de tejidos Nicolás e Hijos de la calle de la Encina que regentaba tu hermano, manteniendo el nombre que puso tu padre, ha cerrado, pero tuvo la suerte de ser contratado por un amigo que tiene una cafetería y que estaba buscando a un hombre honesto y trabajador. Que tenga un sueldo muy inferior al que tenía no impide que tus sobrinos sigan estudiando en Madrid. Ya sabes que tu hermano siempre ha sido muy sobrio, más aún desde que murió tu cuñada. En cuanto a Vicente, Inmaculada y Carolina, los dependientes que tenía, sólo puedo decirte que han quedado en el paro. Como sabrás no son los únicos, aquí hay casi medio millón de parados y va en aumento.

Estás bien informado cuando me dices que el pasado siete de mayo España entró en quiebra y que, cinco días después, el doce de mayo, Zapatero hizo públicas las medidas que le dictaron los acreedores internacionales sin mencionar dicha quiebra. También estoy de acuerdo en lo que publicó la prensa de Chicago, que son medidas que alivian la situación internacional pero que no permitirán que España salga de la crisis. Como sabes, Zapatero ha puesto la mano sobre los funcionarios y pensionistas, amén del recorte de bienestar social en todas aquellas parcelas que presumía le eran propias. Y lo ha hecho sin inmutarse, inmolándose como mártir de una decisión que él nunca hubiera tomado, pero que el bien de España requiere. Tal es su cinismo. Un cinismo que disfrazan sus palmeros y que gran parte de nuestra sociedad ha impulsado, pero esto ya es una opinión mía.

Por el momento, no hace falta que envíes dinero a tu madre, salvo el que acostumbrabas, lo mismo digo de tus suegros. Pues don José Blanco (no se te ocurra llamarle Pepiño porque te denunciaría) ha dicho públicamente a su padre que no bajarán las pensiones. Lo que no entiendo, porque quiere sacar de ahí unos mil quinientos millones de euros. A lo mejor, o a lo peor, lo decía porque a su padre no se la bajarán, que no sé a los nuestros, porque ya sabes, éstos dicen hoy una cosa y mañana otra.

Sí te pido, en cambio, que pongas a pensar a todos esos científicos de los que te rodeas. Que les pongas a pensar, digo, en algo que no sea fácil de copiar por otros países en los que la mano de obra sea más barata. Aprovecha la visita que Luis y Fernando van a hacerte para proponer una tormenta de ideas de la que podamos sacar algo los de aquí. No es posible que entre uno del MIT, otro de Princeton y tú, no saquéis alguna idea de provecho.

Lamentablemente, es cierto que la familia de Pedrito come todos los días en el cotolengo. El grupete de amigos que quedamos en Albacete le llevamos ropa y lo más necesario para subsistir, pero no te puedes imaginar las lágrimas que nos produce cada visita. Hasta el punto de que muchas de las veces se lo encargamos a un amigo de Cáritas para que sea él quien le lleve lo que aportamos. Pero no todos tienen la suerte de tener amigos que todavía van tirando.
Como dices, no sé cómo un Gobierno ha podido estar ciego durante tantos años o, más bien, cómo ha estado dos años engañando a los ingenuos con el Plan E y, después, con el rollo de la Ley de Economía Sostenible, pero esto es sólo mi opinión. Tampoco es comprensible que los sindicatos no hayan movido un dedo en todo este tiempo. Cosa que no puede ser comprensible para ti, pero sí para mí. Bastará que te diga que los sindicatos viven del dinero del Gobierno y que es bien sabido que no hay que morder a la mano que te da de comer. Sí, esto del sindicalismo y su presión social es en España una mandanga, pero es sólo mi opinión. Lo de una huelga general no está claro, por el momento sólo han convocado una huelga de funcionarios. A la que yo, como funcionario, no pienso ir. Sí que hubiera ido, en cambio, a una huelga general hace más de un año. ¡Ahora se les ocurre lo de la huelga!, como si los parados de antes del doce de mayo y la falta de medidas estructurales serias no fueran motivos suficientes.

He dicho al principio de la carta que contestaría a todas las preguntas, pero te voy a dejar porque tengo que acabar el trabajo de matemáticas que te comenté por teléfono. Continuaré la próxima semana. No obstante y para que no se me olvide, te recuerdo que no dejes de votar las próximas elecciones; además de que la embajada te queda cerca, tu voto será necesario.

Acabo como empecé, que no te preocupes por tu hermanico que él saldrá adelante. Un abrazo y que la fuerza de Euclides te acompañe.

martes, 18 de mayo de 2010

La aparición del hombre vulgar (18-05-2010)

La aparición del hombre vulgar

La dificultad en escribir el artículo de hoy responde a la premisa autoimpuesta de no hacerlo sobre política. ¿El motivo? Quizás porque he leído demasiados artículos certeros sobre la situación actual, empezando por el del profesor Juan Velarde en la página tres del ABC del jueves pasado. Quizás porque mi vida vaya por otros derroteros, porque hay ocasiones en que la vida ordinaria del hombre vulgar que soy hace que considere absurdo perder el tiempo intentando argumentar para aquellos que no requieren de argumentos, que no es la razón lo que les mueve sino la pasión por un color.

La aparición del hombre vulgar, créanme, produce estragos. Te baja de la perfección de lo abstracto a un mundo donde la imperfección es sinónimo de normalidad, una normalidad que se erige como derecho. “Tengo derecho a ser normal”, se dice, significando con ello que nada extraordinario le es exigible. Hasta llegar al punto en que lo normal parece extraordinario Y, entonces, lo amorfo cobra vida y el hombre se desdibuja en la masa. Porque esta es la tendencia vulgar del hombre: confundirse con la masa. Pero no es la tendencia normal, pues en todo hombre y mujer hay algo que tira para arriba, que lo saca de uno mismo y lo catapulta hacia los demás.

Un tirón, por así decirlo, que se deja notar con vehemencia desde la juventud y que pierde tensión ante la falta de respuesta. Falta de tensión o flojera que no se corresponde necesariamente con la edad. Recuerdo, por ejemplo, a Nicolás Kao Shi Qian, sacerdote católico desde los 37 años, que a los 75 se unió a la comunidad trapense de Hong Kong y a los 100, en 1997, hizo los votos perpetuos, para dejar esta vida a los 110 años. Rezaba a diario por la paz del mundo y, con más de cincuenta años, construyó seis capillas y tres grandes templos dedicados a la Madre de Dios. O, sin ir tan lejos, me viene a la cabeza el misionero de Malí que, después de haber sido intervenido quirúrgicamente en Albacete, vuelve con 78 años a aquellas tierras en las que ya lleva cuarenta y ocho.

Y aunque estos ejemplos puedan parecernos extraordinarios, responden a algo normal: no se puede ser feliz sin la felicidad del otro. Pero la vulgaridad no los puede aceptar porque entiende por normal lo que es defectuoso, lo imperfecto. Se encuentra más cómoda entre la falta de compromiso y de exigencia. Quizá ese sea el motivo por el que se ataca siempre al que sobresale. Sucede en las aulas, donde el estudiante ejemplar debe soportar el vacío de los mediocres y, aún más, su ataque. Y lo mismo se puede decir de la vida social. Y si hoy triunfan socialmente los mediocres es porque no inspiran envidia ni remueven los fantasmas de la conciencia, los tirones de la primera juventud.

Y así estoy hoy, luchando entre la comodidad de esconderme en la vulgaridad y el tirón de lo auténticamente normal. Entre el deseo de buscar la belleza y el bien o de sentarme en el sofá porque “papá está muy cansado”.

martes, 11 de mayo de 2010

Intención de voto (11-05-2010)

Intención de voto

Con todo lo que está cayendo, el CIS acaba de publicar que en intención de voto el PP sólo adelanta al PSOE en un punto y medio. Hace un mes, también las encuestas de Gran Bretaña daban al partido conservador muy poca ventaja sobre el partido laborista y, sin embargo, ya ven lo que ha sucedido. Pero España es diferente y hasta el CIS puede tener razón.

Después de varias generaciones, somos más hijos del siglo XIX que de nuestros padres. Maniqueismo puro y duro: los buenos y los malos. Sin advertir que si hemos llegado a tocar la sociedad del bienestar ha sido tanto por unos como por otros y que si está en peligro es porque se creía que su avance era inercial, que funcionaba sin necesidad de aplicarle fuerza alguna como al móvil perfecto, que es tan perfecto que no existe.

Sólo la crisis nos ha despertado a la realidad. Aunque a algunos no les gusta que se hable de crisis. Son aquellos que no la padecen y, además, viven del partido en el poder. Aquellos que se les acabaría el chollo de haber un cambio de Gobierno. Y es cierto que no hay que dramatizar, pero sólo cuando no se trata de un drama, que para cinco millones de españoles sí lo es.

Está en paro el veinte por cien de los españoles y el partido del gobierno sólo está a punto y medio de la oposición. Esto no hay quien se lo crea. Me suena a las cifras que daban de la bajada del paro en abril. Pongamos, por ejemplo, lo acaecido en Albacete. Se hablaba de unos mil parados menos, pero no se decía que esos que ya no llaman parados han salido de la estadística porque están haciendo cursos de formación. Esto es, no es que se haya creado empleo, sino que hemos llenado las aulas. Pueden no querer hablar de la crisis, pero en más de un millón de hogares donde no entra un solo sueldo este es el tema.

Hay que reconocer que una de las cosas que mejor funciona en el partido del gobierno es el cuidado de la imagen. Miden bien los tiempos y hacen buenas campañas. Crean eslóganes que se extienden con rapidez. Por ejemplo, además del tan traído sobre la falta de carisma de Rajoy, ahora intentan que cale que el PP siempre dice no. Que de ser así es un alivio, pues para decir sí a las nefastas propuestas del Gobierno ya está su partido. Y así nos va.

Imagino una de las encuestas del CIS. P1: ¿Cree usted que lo está haciendo mal Zapatero? Sí, muy mal, contesta el interpelado. P2: ¿Cree usted que un líder sin carisma, como es Rajoy, puede hacerlo mejor? Pues es verdad, tampoco lo hará mucho mejor. P3: ¿Cree usted que Zapatero está haciendo cambios estructurales? Creo que no los está haciendo. P4: ¿No será que no se los deja hacer el PP porque siempre le dice que no a todo? Pues es verdad, creo que la buena voluntad de Zapatero está siendo coartada por la mala intención del PP. P5: ¿Le ha llevado Zapatero al paro? Sí, por su culpa estoy en paro. P6: Pero, teniendo en cuenta lo bueno que es Zapatero y la poca ayuda que recibe del PP, ¿no cree que la culpa de lo que sucede actualmente la tienen el PP? Sí, así lo creo, pero añadiría que también tiene culpa Estados Unidos, no la de ahora claro, sino la de Bush. P7: Entonces, ¿a quién ha dicho que va a votar?

Evidentemente es una simplificación, pero “habemos” tantos simples.

martes, 4 de mayo de 2010

Zapabel (04-05-2010)

Zapabel

Se lee en el Génesis que, después del Diluvio, “toda la tierra tenía una misma lengua y usaba las mismas palabras”. Situación que llevó a los hombres a edificar “una ciudad y una torre cuya cúspide” llegara hasta el cielo. Y dijeron: “hagámonos así famosos y no estemos más dispersos sobre la faz de la tierra”. Y ya saben ustedes, que tienen la suerte de no haber estudiado la ESO, lo que siguió, cómo Yavé confundió su lenguaje para que no entendiéndose los unos con los otros desistieran de su empeño y se dispersaran por la superficie de la tierra. Porque sabía que el principio por el que los hombres podrían conseguir sus empresas era hablar “una misma lengua”.

En España también hay una lengua que une a los hombres y mujeres de todos los pueblos: el español o castellano. Una lengua que podría permitirles conseguir todo lo que se propusieran. En especial, la unidad en la convivencia. Pero, como es lógico, los independentistas son contrarios a estos planes de unidad. Están por la separación y, para ello, saben que la primera medida es, igual que hace miles de años, confundir el lenguaje. Confusión que lleva a la confrontación de la que se sigue la separación.

La evidencia de la estrategia es elemental. Como contundente debía haber sido la respuesta a la propuesta que perseguía autorizar el uso en el Senado de los otros idiomas del país. Y que, sin embargo, ha obtenido la mayoría necesaria. Podría pensarse que los votos necesarios se han alcanzado porque los independentistas son mayoría, pero no es así, sino que su aprobación se debe a los votos del PSOE que además de secundarla se ha felicitado por su logro. Ahí tienen la foto de Leire Pajín sujetando con su mano izquierda la mandíbula batiente del ponente catalán.

Otra pifia del PSOE, quizás para seguir manteniendo el humo que impida hablar de la mayor crisis económica por la que pasa España desde la transición, quizás para mantener la alianza del PSC, quizás … ¿Qué más dan las razones para tal confusión? Lo cierto es que esta medida es el comienzo de la dispersión de los españoles. No es la primera en esta línea de actuaciones de confrontación y separación perpetradas desde la lengua, pero es la más notoria por asentarse en el núcleo mismo de un organismo democrático nacional como es el Senado. Después vendrá el Congreso.

Pero, ¿qué se puede esperar de un presidente que en seis años todavía no es capaz de hablar o entender el inglés? ¿Qué se puede esperar de un presidente que entiende la tensión y la confrontación como forma de gobierno? La torre de Zapabel parece deslumbrante, “hagámonos así famosos”, se dijo. Pero Zapabel es dispersión y el primer paso oficial está dado.

Fins al proper dimarts, amics. Lo que en traducción simultánea es: hasta el próximo martes, amigos.