jueves, 12 de enero de 2012

¿Nuevo sistema educativo? (10-01-2012)

Empieza un nuevo trimestre de curso y me sorprendo con una ilusión: la reforma del sistema educativo. No se ha anunciado gran cosa sobre ello pues las noticias por excelencia tratan de las medidas de austeridad. Tanto por su necesidad como por el nuevo modo de vida que comportan. Sin olvidar que el fin de éstas es el recuperar una economía que pueda ser capaz de generar empleo. Todo llegará a su tiempo pero el problema es si llegará a tiempo para algunos.


Decía que estaba sorprendido por la alegría ante un posible cambio en el sistema educativo y, sin embargo, me descubro justificando tal entusiasmo con una alusión al principal problema del país. Es como la carta de presentación para el que escribe; o trata de la situación económica o advierte desde el principio que es consciente de lo que está pasando. Casi se ha convertido en una obsesión, le damos vueltas y queremos el resultado ya. Porque así ha sido la vida durante muchos años, lo que se quería se conseguía ya, de ipso facto. ¿Dónde hay que firmar?


Volviendo al sistema educativo, digo que sabemos poca cosa del mismo; todo lo más, que habrá un curso más de Bachillerato. No sabemos si será un tercero o un primero; si se añadirá a lo que hay o desplazará al cuarto de la ESO, en cuyo caso habría que hacer algo más atendiendo a la obligatoriedad de la escolarización hasta los dieciséis años. Lo que encajaría en mi deseo de hacer una auténtica reforma, más aún que con la anterior posibilidad que siempre puede ser entendida más como una forma de bajar el paro juvenil que como una medida educativa, aunque haya países en Europa donde el Bachillerato acaba con los diecinueve años. Además del inconveniente económico que presenta para las Universidades pues, a los ya menguados presupuestos, habría que sumar todo un curso sin nuevas matrículas.


Quizás me deje llevar por el “ipso facto” del que hablaba antes, pero esperaba ver un borrador de la nueva ley educativa a la vuelta de vacaciones, sino antes. Pero a lo más que he recibido es el exabrupto cariñoso de algún viandante madrugador con el que he vuelto a coincidir después de dos semanas: “¿de nuevo al trabajo?, ¡menudas vacaciones te has tirado!,¡ pájaro!” Y, es que, la confianza da asco. Pero poco ha influido en mi ánimo pues ya digo que estaba ilusionado pensando en la nueva educación de la que espero que alguien me informe pronto. Ni siquiera la resolución de la convocatoria de admisión en el que todo parece que va a seguir como estaba ha influido en mi ánimo.


Más me molesta que el nuevo ministro de educación haya hablado poco sobre una posible nueva Ley de Educación, si es que ha dicho algo al respecto. Parece que está más ocupado en lo de la propiedad intelectual que en la intelectualidad de lo que le es propio. O, quizás, será como siempre, todo deprisa y corriendo al final, para que venga otro y derogue.


Y aquí lo dejo, porque si sigo así acabaré por desprenderme de mi alegría.

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