Es el título
del segundo libro de la italiana Constanza Miriano, autora también del conocido
“Cásate y sé sumisa” que tanto dio que hablar al feminismo radical en el último
trimestre del 2013.
He de
reconocer que lo encontré porque iba buscando su primero, pues si tanto había
dolido a los que en su intento por defender el feminismo se limitan a copiar del
machismo es porque tenía que ser bueno, debía de esconder algunas verdades que
aquellos no quieren oír. No obstante, como hombre, decidí comprar el segundo y,
aunque la Miriano diga en una de sus páginas que lo había escrito
principalmente para sus amigas, no me defraudó. En realidad es un libro que
puede ser provechoso tanto para hombres como para mujeres.
Independientemente
de su contenido, ya su propio título sugiere por sí mismo motivos para la
reflexión; tamaña propuesta -la de casarse y dar la vida por la esposa o el
esposo- no es moneda corriente. Ni lo es la palabra casamiento, ni hay quien se
atreva a llamar esposo o esposa a su pareja, que es lo que se lleva. Y, menos
aún, pensar que es algo para toda la vida, que en eso consiste “dar la vida por
ella”, toda la vida, lo que dure la vida.
Por suerte,
hay quienes piensan que sí debería ser lo corriente (llamemos a cada cosa por
su nombre y dejemos las parejas para los calcetines, los zapatos y las
matemáticas) y hasta tienen la valentía de escribir libros proponiendo un modelo
de matrimonio y familia que rechina al compararlo con lo que venden ciertos
organismos oficiales que más parecen ser los voceros de algunas multinacionales
y lobbies que los adalides de la humanidad. Voceros que están consiguiendo que,
cada vez más, se asocie el matrimonio a la satisfacción del deseo sexual y a la
realización personal de los adultos en detrimento de una vida comprometida y
dedicada al bienestar de los niños. Y, es que, el matrimonio es algo más que
una relación afectiva o una comunidad de apoyo mutuo desvinculada de la
paternidad.
El libro lleva
por subtítulo “Hombres de verdad para mujeres sin miedo” que señala uno de los
temas de nuestra época “la crisis devastadora -dirá la Miriano- de las
identidades masculina y femenina, la falta de hombres y de mujeres de verdad y,
como consecuencia, de matrimonios que funcionen”. Y, es que, no cabe la menor
dudad de que algunas estrafalarias reivindicaciones feministas (que confunden
igualdad de derechos para los dos sexos con igualdad de sexos) están llevando a
una pérdida de identidad del hombre, como también a una pérdida de la identidad
de la paternidad.
Pero el libro
no es sólo bueno por lo que dice, sino también por el modo en que lo dice.
Además de hacer reflexionar sobre temas tan esenciales como los citados,
consigue que el lector lo pase bien. En mi caso, ha habido páginas con las que
me moría de risa. Y lo mejor es que, cuando se lo leía a mi esposa, los dos nos partíamos de risa. ¡Qué grandes
verdades guarda! Y digo guarda porque son las de siempre. Como diría Orwell,
leerlo ha sido como subir a por aire. Una bocanada fresca de sentido común y de
amor, de mucho amor.
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