martes, 16 de noviembre de 2010

Ideología de género (16-11-2010)

Ideología de género


La reforma del Registro Civil es la manera concreta por la que este gobierno intenta conseguir lo que el sentido común de la mayoría de los españoles nunca permitiría. En cada casa, en cada hogar, los hijos llaman padre y madre (papá y mamá) a sus progenitores. Y, más aún, así llaman al hombre y a la mujer que los cría, aun no habiendo sido generados por ellos. Las palabras padre y madre, mayormente la de madre, han dado lugar a bellas obras literarias que reflejan el importante papel de éstos en la vida de sus autores. Y para los hombres corrientes, que nada sabemos de obras literarias, son palabras tan entrañables que hacerlas desaparecer de nuestro vocabulario sería como borrar parte de ese tesoro que todos guardamos en nuestro interior. Vivir sin ellas nos haría más pobres o eso pienso yo.

Que en el Registro Civil aparezca progenitor A y progenitor B es lamentable, pero más lamentable es que desaparezca el libro de familia. Y esto es lo que va a suceder si se aprueba el nuevo proyecto de registro. Cada uno de nosotros pasaremos a tener un código individual para ser tratados como individuos ajenos a una familia concreta. Y, es que, a este gobierno le fastidia la familia tradicional, lo de padre y madre, marido y mujer, como bien se deduce de la Ley 13/2005 por la que se modificó el Código Civil en materia de derechos a contraer matrimonio. Así como del goteo de cambios que se avecinan en el Registro Civil.

¿Cuál será el techo al que nos llevará este Gobierno en materia familiar? No puedo adivinarlo, todo dependerá de lo que una mayoría le dejemos hacer. Pero aunque desconozco hasta dónde será capaz de llegar, sí sé hasta dónde llegan las pretensiones de la ideología que manifiesta seguir. Una ideología llamada de género y que poco o nada tiene que ver con ese feminismo que desde el siglo pasado ha venido luchando por la igualdad de derechos y deberes entre hombres y mujeres. Objetivo, al que por suerte, se suma hoy todo el mundo democrático. Pero, como digo, la ideología de género nada tiene que ver con ese objetivo. Por eso, cuando oigo invocar a alguien la perspectiva de género siempre pienso que no sabe lo que dice o que no quiere decir lo que ha dicho o que sabe lo que dice y, entonces, no cabe argumentar con él. Y no cabe argumentar porque para esa gente todo es socialmente construido, hasta el sexo.

La perspectiva de género se convierte en ideología de género en el momento en que afirma que para eliminar las estructuras culturales y sociales que a lo largo de los siglos han perpetuado el dominio del hombre sobre la mujer (que ya esto es matizable) sólo hay que anular la diferencia de sexos. Esto es, la única causa de la opresión es la diferencia de sexos y, por tanto, la solución es establecer su igualdad. Una igualdad que, como he dicho, no es de derechos y deberes que preserva la naturaleza de cada uno de los sexos, sino una igualdad total. Porque para sus activistas las relaciones sexuales son una construcción cultural, por lo que el sexo es algo así como una cualidad (como ser más listo o más rico) que es posible cambiar. De hecho, para eliminar la idea de que los seres humanos nos dividimos en dos sexos, ellos no hablan de sexo sino de género y afirman que hay cinco géneros: heterosexual masculino, heterosexual femenino, homosexual, lesbiano y bisexual. Algo que nos suena ya a todos porque, como una revolución silenciosa, se está incubando en nuestra sociedad, desde la propia escuela con la llamada Educación para la ciudadanía y la futura asignatura de educación sexual impregnada toda ella de ideología de género, hasta algunos de los llamados Institutos de la mujer. Y, es que, el Gobierno español comparte todas y cada una de las tesis defendidas por la ideología de género. Además de que las promueve y subvenciona.

¿El techo al que me refería antes? La desconstrucción de la familia porque, además de esclavizar a la mujer, condiciona socialmente a los hijos para que acepten la familia, el matrimonio y la maternidad como algo natural. Considerar el trabajo en el hogar una carga, de manera que las mujeres que "sólo" sean esposas y madres nunca aparezcan bajo un prisma favorable. Promover la "libre elección" en asuntos de reproducción y de estilo de vida; entendiendo por lo primero el aborto libre y por lo segundo la promoción de la homosexualidad, el lesbianismo y toda otra forma de sexualidad fuera del matrimonio. La desconstrucción de la religión porque ven en ella la causa primordial de la opresión de la mujer. …

En fin, toda una serie de despropósitos que no tienen en cuenta que “la mujer y el hombre, cada uno desde su perspectiva, realizan un tipo de humanidad distinta, con valores y características propias que se corresponden y complementan” (Dra. María Calvo, Universidad Carlos III).

No hay comentarios:

Publicar un comentario