jueves, 8 de noviembre de 2012

El ministro Wert y el esfuerzo (06-11-2012)


Cuando hay y ha habido tantas cosas reprobables, me subleva la pretendida reprobación al ministro Wert. Los mismos que nos han metido en un Sistema Educativo –y ya es el segundo- que se ha demostrado un fiasco, poniendo trabas a un nuevo intento por mejorarlo. Ridículo. Los que han llevado a la enseñanza pública al borde del precipicio, pretendiendo que todo siga igual. E incapaces de criticar con argumentos válidos la nueva reforma, la toman con la persona del ministro. El intelecto rebajado al insulto, la racionalidad oscurecida por el instinto. Querían reprobarlo por sus formas, pero faltaron a ellas.
Si nuestros congresistas fueran serios, le deberían haber exigido más. Pero, más en la misma dirección emprendida por él. Deberían haberle felicitado y expresado su apoyo, a la vez que solicitado una mayor reforma. Ensalzado, que no reprobado. Pero no fue así, sino al contrario. Por suerte, tenía a su lado a su partido, que es mayoría en la cámara.
Durante años hemos oído hablar a los gobernantes de la importancia del esfuerzo, pero eran incapaces de concretar medidas que avalaran sus palabras. Por fin, llega uno que acompaña lo que dice con las medidas que propone y todos se ponen las manos en la cabeza. Cinismo, puro cinismo el que destilaba la pretendida reprobación.
Digámoslo claro, en esta sociedad falta espíritu de sacrificio –de manera singular en nuestros gobernantes- y tal actitud ha calado en las aulas. ¿Qué pensábamos cuando para salir de la crisis se decía que había que tomar medidas duras? ¿Pensábamos que eran palabras para los otros? ¿Qué otros?
Lo mismo sucede en las aulas. ¿Cómo puede comprender un niño que hay que esforzarse cuando su compañero que no pega palo al agua pasa igualmente de curso o titula con dos materias suspensas? ¿Cómo puede darse el mismo título a aquel que se deja dos materias desde el principio que al que va a por todas?  ¿Y cuándo fue esto reprobado? ¿Cómo puede mantener la beca un universitario con sólo una asignatura aprobada? ¿Por qué hay que conceder becas al alumnado de un PCPI y no hay dinero para el alumnado que persevera con su esfuerzo en la ESO?
Pero también los padres tenemos nuestra culpa. ¿Cómo decir que es cara la matrícula en la Universidad cuando ha comprado a su hijo un iPhone? ¿Quién está extendiendo por ahí la mentira de que no hay becas? Lo que sucede es que ahora, como debía haber sido siempre, las becas se darán al que pruebe su esfuerzo. Qué cara de escepticismo se les pone a algunos padres cuando se les dice que su hijo debe estudiar todos los días aproximadamente tres horas. Y ¿qué decir de esos padres en huelga porque “dicen” que a sus hijos les ponen muchos deberes? (…)
Todos nos hemos contagiado de esta falta de exigencia. Lo académico se ha deteriorado en beneficio del sentimentalismo. Los conocimientos a favor de las actitudes. ¿Sabían que hubo un tiempo en el que se aconsejaba que para titular en la ESO bastase la opinión de una mayoría, independiente de los resultados académicos, que pensara que el niño o la niña podía ser un buen ciudadano? Todo lo objetivo al traste, sólo importaba la vaga impresión personal, lo subjetivo.
Y, por fin llega un ministro que dice que hay que valorar el esfuerzo de una manera concreta y todos a la calle. Pero, ¿quién se esfuerza si nunca pasa nada? Ojalá usted sea de esos, pero no sucede en general. Menos aún entre niños.
Tengo para mí que la reforma del ministro Wert se queda corta; entre otras cosas, todavía se mantiene en su borrador la titulación en la ESO con dos suspensas. Pero creo que también él es consciente de ello, como creo que tiene en frente a un lobby muy potente que no le permite ir más allá, tal como se ha podido comprobar estos días en el Congreso. Tiempo que hubiera sido bien empleado de haberle exigido una reforma menos light. Una reforma que ahora, y desde aquí, yo le suplico. Con todo, agradezco su trabajo por recuperar el sentido del esfuerzo. Los hombres valoramos más lo que más cuesta y ya es tiempo de valorar el estudio, la enseñanza, y, en general, el saber.

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